miércoles, 27 de abril de 2011

Vuelta al origen

Mientras a Matt lo destinaban a Vietnam, y Jean gritaba en París la palabra libertad, Francisco emigraba. En busca de un sueldo digno decidió irse a Suiza, y así lo hizo. Su hermano, esa noche había dormido en comisaría. Al parecer le descubrieron cantando vestido de coplera; y su hermana estaba en Ibiza, con algo que llamaban movimiento hippie. Él no sabía que significaba eso, tan solo que debía de conseguir ese puesto de albañil. Cuando aquel Seat 600 le dejó en la frontera con Francia, volvió la vista atrás. Creyó que nunca volvería a España, que aquella dictadura permanecería impertérrita. Al igual que la paloma de Lorca, se equivocaba.

Matt regresó sin pierna, y murió alcoholizado. Jean ahora es un abogado de éxito, aunque sometido en su trabajo a diario. Y Francisco, ya jubilado, ha vuelto a su casa de siempre, sonríe cuando sus nietos llegan a verle en vacaciones, y solo se permite el lujo de llorar cuando se van. No lloró hace 50 años, pero se ha ganado un descanso.

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